De forma no premeditada Man Ray, -su verdadero nombre era Emmanuel Radnitzky, nació en Filadelfia (EE UU) en 1980 y falleció en París en 1976-, va a tener un doble protagonismo en el final del verano donostiarra. En el Zinemaldia se proyectará en Zabaltegi Especiales 'La casa Emak Bakia', ópera prima de Oskar Alegría que narra la búsqueda de una villa en Bidart en la que el fotógrafo rodó una de sus películas surrealistas. 'Emak Bakia' también es el título de una de sus fotografías que se exponen desde hoy en las salas Boulevard de Kutxa.
'Man Ray: un sueño. De los objetos a las personas', muestra, a través de 90 fotografías, sus facetas de retratista e investigador fotográfico, aunque las líneas divisorias entre ambas son apenas imperceptibles. Hay que tener en cuenta que el artista comenzó a realizar fotografías para documentar sus trabajos como pintor. La exposición también descubre a un hombre polifacético que se movió en la esfera cultural de París, a donde se trasladó cuando conoció a Deschamp, y de donde tuvo que marcharse tras la ocupación alemana debido a sus orígenes judíos.
Un autorretrato de cuerpo entero recibe al visitante a la exposición en la que queda más que patente su afán vanguardista y su creatividad. Otras fotografías dejan constancia de su estrecha vinculación con el surrealismo como las dos imágenes, a modo de negativo y positivo y negativo, del rostro de una mujer junto a una máscara africana.
Si algo caracteriza la obra de Man Ray es su manera de traspasar el objeto o el personaje fotografiados. Para ello se sirvió de la manipulación, que ahora con tanta tecnología es algo sencillo y cotidiano, pero que entonces, en los años 20 del siglo pasado, solo se alcanzaba después de mucho estudio e investigación. Man Ray consiguió que elementos de la vida diaria se transformaran y en algunos casos fueran realmente perturbadores.
Esos ejemplos de experimentación son palpables en las rayografías o fotografías conseguidas sin cámara. El método consistía en colocar cualquier objeto vulgar sobre papel fotográfico y exponerlo a haces de luz durante distintos tiempos, teniendo como resultado unas imágenes cercanas a la cienciaficción. Man Ray señaló que el propósito de su trabajo, tanto en la fotografía como en la escultura, cine y pintura era «divertir, molestar, desconcertar, desconcertar, inspirar la reflexión, pero no para despertar la admiración de toda la excelencia técnica general solicitada o valor de los objetos clasificados como obras de arte». Así un peine, una navaja de afeitar o un simple muelle toman un aire fantasmagórico.
Pero no fue la rayografía su única aportación a la fotografía. En el proceso de revelado aplicó la solarización, introducía luces para que las imágenes tomaran distintos tonos e incluso al ser sobrexpuestas en muchos casos se diluyeran. Un retrato de la que fue su modelo y amante, Alice Prin, conocida como Kiki de Montparnasse, se incluye en este apartado de la exposición. Se trata de su conocido desnudo 'Violín de Ingres'. 'La lágrima', en donde dos esferas casi perfectas caen de los ojos de una modelo, es otro buen ejemplo.
Sus amigos de París
También realizó cientos de retratos con cuyos beneficios subsistió y pudo investigar. Fotografió a sus amigos de París, muchos de ellos figuras de la cultura internacional de la primera mitad del siglo XX. Y aunque son imágenes clásicas, en ellos se percibe la vena surrealista que presidía en prácticamente todo su trabajo.
Picasso ataviado de torero y acompañado de Paloma Picasso y Eugenia Errazuriz; una imagen de la película 'Cinésketch' en la que aparece Marcel Duchamp representando el papel de Adán, prácticamente desnudo a excepción de una hoja de parra y una barba postiza junto a Brognia Perlmutter, que representó el papel de Eva; o el escritor dadaísta Tristan Tzara captado con un hacha y un reloj sobre su cabeza, son muestra de la forma en la que Man Ray entendía el retrato.
En la exposición se encuentran Salvador Dalí solo y con Gala, Georges Braque, Alexander Calder, Juan Gris... del mundo del arte; André Breton, Virginia Woolf, James Joyce, Jean Cocteau, Marcel Proust, Paul Eluard, T.S. Elliot y Ernest Hemingway como representantes de las letras; y Ava Gadner, Catherine Deneuve, Juliette Greco, Jean Renoir y Luis Buñel pertenecientes al cine, arte que apasionaba a Man Ray porque le permitía desarrollar toda su imaginación como se podrá ver a partir del día 28 en 'La casa Emak Bakia'.
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