Hondarribia vive de una manera especial la Semana Santa. Viernes Santo y Domingo de Resurrección conservan antiguos rituales en los que la población participa masivamente.
El viernes a las cinco de la tarde la Iglesia Parroquial se llena de un publico impaciente para presenciar el solemne descendimiento de cristo crucificado. Un gran cortinón negro esconde el gran crucifijo de cinco metros. De la sacristía salen los doce apóstoles luciendo vistosas túnicas y portando, cada uno, el símbolo que le caracteriza; San Pedro, las llaves, San Antón, las aspas, etc... Comienza la misa y al llegar a la lectura del evangelio, cuando el sacerdote anuncia la muerte de Jesús, diciendo:
"...inclinando la cabeza entregó su espíritu".
El silencio, se apodera del recinto. Tras la lectura se corre la cortina y aparece la imagen de cristo crucificado que preside el acto hasta el final de la celebración.
Acabada la misa se abren las puertas de la iglesia y 25 romanos, Jaungoiko hartzaileak, hacen su entrada en la iglesia y se colocan en torno al cristo. Un par de personajes ascienden a la cruz y rodean con un blanco lienzo la santa imagen; desprenden primero la corona de espinas y el INRI, luego desclavan el brazo derecho y el brazo articulado de cristo cuelga inerte. Luego el otro brazo y tras bajarlo suavemente de la cruz, los sacerdotes lo introducen en la urna de cristal que hace de Santo Sepulcro.
Sale la procesión recorriendo lentamente las calles de Hondarribia: "La oración del huerto", "la flagelación", "el nazareno", "el ecce homo", etc,. Al paso del sepulcro, custodiado por los romanos, podemos ver entre la población muestras de gran devoción. Son de destacar también los apóstoles, representados por gentes del lugar.
El domingo de resurrección se representa la procesión del encuentro o ttopara. A las diez de la mañana con la iglesia repleta y adornada profusamente con flores, da comienzo el acto. Con los apóstoles colocados a ambos lados del altar, hacen su entrada el grupo de romanos, que supuestamente custodian el sepulcro de Jesús.
El sacerdote al anunciar la resurrección del Señor:
"gloria in excelsis deo..."
los romanos caen fulminados al suelo. Suenan las campanas y cohetes mientras el centurión, en un ultimo esfuerzo, se levanta queriendo revivir a sus huestes. Cae definitivamente y el pueblo canta a Jesús resucitado.
Se levantan los romanos y se procede al ttopara o encuentro ante el Santo Sepulcro, entre la Virgen y el Santísimo. Los romanos abandonan el recinto con los cascos colocados hacia atrás y las lanzas al revés, con la punta hacia abajo, aturdidos todavía por la Resurrección de Jesús.
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